No sé ustedes, pero aquella intervención
banal y desafortunada de aquel defensor de la “revolución” contra la cual “conspiran”
Mario Vargas Llosa, Álvaro Uribe y Ricardo Montaner, me parecía una simple
anécdota, uno de esos chascarrillos que no merecen mucha atención. Sin embargo,
la efeméride de información que se ha dado me hace preguntarme (de nuevo) si
estamos bien informados y si merecemos ser bombardeados por notas y comentarios
sobre un hecho del que en una semana nadie se va acordar.
Lo primero que tengo que decir es
que no estuve presente en la FILBO de este año, pero sí oí al señor en vivo y
en directo, desde 8000 kilómetros a la distancia, lejos de mi país y a través de
Canal Capital, al cual llegué a la una y media de la mañana (hora de acá),
mucho tiempo después de que mi hermana y un amigo de ella hubiesen entrado en
CORFERIAS, a las dos de la tarde (hora colombiana), con el ánimo doble de
obtener la firma de Vargas Llosa en algunos de los libros que dejé y que había—por
cierto— comprado de segunda tanto en el parque de los periodistas,
hace ya más de un año, cuando todavía vivía en Colombia.
Como pueden observar en las fotos
de arriba que me mandó ella, faltando dos horas para empezar la firma de
libros, la fila que había era una cosa impresionante y la mayoría de los que
estuvieron parados durante un buen tiempo, se quedaron sin entrar a que les
estamparan el autógrafo en sus libros, puesto que (como me cuenta mi hermana
que estuvo en esa fila treinta minutos) sólo entraron los que tenían un ficho
repartido a la una de la tarde (dicho sea de paso, tres horas antes de la firma
de libros, cinco antes del inicio del conversatorio y una antes de que mi
hermana llegase al lugar) del que la mayor parte de la gente no tuvo idea, ni
era informado por los organizadores de la FILBO. Lo peor del caso es que (hasta
donde yo sé y sí alguien tiene una prueba de lo contrario le agradezco me la
haga saber) en la página de la feria del libro no aparece este pequeño detalle
y en las pantallas no se dijo nada, por lo que muchos visitantes se quedaron
erráticos en aquellas filas inútiles (de esas que a cada rato hacen en distintos lugares de Colombia).
Luego del anterior impase, mi
hermana se dirigió a la otra fila que daba entrada al Auditorio José Asunción
Silva, donde se encontró con otra fila de tamaño monumental que la hizo pensar
si valía la pena estar dos horas con una gran probabilidad de no entrar o irse.
Afortunadamente ella se quedó y logró entrar a un auditorio que se hizo pequeño
a pesar de las 750 plazas en las que había lagartos (cuerpo diplomático),
expresidentes, escritores y gente de todo tipo de ralea esperando al rockstar
del día, a quien probablemente ya le hubiesen oído el discurso ya mil veces
dicho sobre el proceso de creación de La
ciudad y los perros. Y ojo, no estoy diciendo que sea malo, porque yo no me
canso de oír a Vargas Llosa y acepto que leo sus columnas quincenales como un
beato (a pesar de no comulgar muchas veces con ellas), pero en honor a la
verdad creo que siempre que le preguntan sobre su primera novela, vuelve
siempre a los mismos lugares, a las mismas influencias y a las mismas anécdotas.
Aquella suposición fue confirmada por un mensaje por WhatsApp de mi hermana en
el que me escribió “empezó a contar lo mismo que dijo en la otra conferencia” (i.e.
la del Hay Festival)
y bueno, luego de eso pensé en simplemente irme a dormir en esta parte del
mundo, donde ya era un poco más de la una de la mañana.
Sin embargo, por esas
casualidades de la vida, revisé mi celular antes de poner la cabeza sobre la
almohada y vi el mensaje de una amiga en el que me había hecho una pregunta a
través del chat de Facebook y pues bueno, entré a la red social, respondí y me
encontré con el pequeño anuncio de la página de Facebook de la FILBO en donde
invitaban a acompañarlos en el conversatorio entre Juan Gabriel Vásquez y
Vargas Llosa. Imaginé que el mensaje iba dirigido a todos aquellos que se
encontraban en CORFERIAS, pero no. Cuál fue mi sorpresa al ver un comentario en
donde se mencionaba que Canal Capital estaba pasando el conversatorio en
directo.
Inmediatamente tomé mi tableta y
bajé cuatro (de los ocho pisos sin ascensor) de este tétrico edificio en el que
vivo y me le pegué a la puerta de un apartamento al cuál le descubrí la clave
del Wi-Fi (no tengo acceso a internet en mi cuarto y mi única comunicación con
la red, como dije antes, es mi celular, cuyo plan es tan pequeño que dos
minutos del vídeo en vivo me dejarían sin internet por el resto del mes) y
bueno, observé parte de la conversación en la que Vásquez le preguntó al
escritor peruano sobre los ensayos escritos por la generación del Boom
Latinoamericano en los años 60; sobre el humor y el melodrama en la literatura
(más exactamente en Pantaleón y las
visitadoras); sobre La guerra del Fin del Mundo (que dio lugar
a una espléndida exposición sobre la Guerra de Canudos y el libro Los sertones de Euclides da Cunha) y en
fin, sobre una serie de temas que llevaron la conversación más allá de las
preguntas y respuestas casi ensayadas que se pueden escuchar en otros archivos
de audio. De aquella hora sentado en el piso sucio del frío y estrecho pasillo
del edificio sólo me lamento de que el streaming de aquel canal fuese en
ocasiones tan malo y se cayera incluso por varios minutos que me hacían perder
el hilo de la conversación. Por lo anterior, al día siguiente me puse a buscar
en Dailymotion y Youtube si alguien había subido la conversación entera y sólo
me encontré con el discurso que dio Vargas Llosa en el día inaugural de la FILBO (cuyo visionado recomiendo) y varios vídeos sobre el incidente pacato de
aquel día: para empezar, una nota periodística
en la que la presentadora se enreda y le echa vaina al hijo de Mario Vargas
Llosa (diciendo que es un propagandista de la ultra-derecha y que es un
intolerante) antes de que la voz en off de otra chica empieza a hablar sobre el
incidente “que Mario Vargas Llosa nunca va a olvidar” (como si fuera la primera
vez que le pasara esto…) .
Además me encontré con que en los
medios de comunicación escritos de Colombia también le dedicaron varias páginas a rememorar el chascarrillo, sin importarles el resto de cosas importantes e interesantes que se dijeron a
lo largo de la casi hora y media, a diferencia —por ejemplo— del artículo de El País de España en el que la creación literaria y la
obra de Mario Vargas Llosa tiene un lugar central. Y bueno es aquí donde
observamos cómo nos “informan” los medios de comunicación en Colombia. En el
pasado Salon du livre de París, en el
momento de las preguntas a Quino, una Venezolana empezó a emitir un memorial de
agravios contra el gobierno de Maduro antes de preguntarle al creador de
Mafalda si estaba de acuerdo con la violación de derechos humanos en aquel
país. Aunque la pregunta fue hecha en el espacio adecuado y con respeto (a
diferencia del colombiano que buscaba ofuscarse por la “conspiración” contra la
“revolución”), hubo varias rechiflas y aplausos por parte de los asistentes que
no aparecieron por ningún lado en los periódicos franceses (o por lo menos no
en los que yo leo, que hicieron reseñas sobre las obras de diferentes
argentinos como también sobre las declaraciones de Quino sobre su creación). Sería
fácil entrar en la reflexión sobre qué noticias son informativas y cuáles no,
qué vale la pena saber y qué no, pero luego de ver la gigantesca cantidad de
comentarios por parte de los internautas, creo que no vale la pena. Porque si
ustedes se ponen a mirar los comentarios sobre aquella noticia, hay varios que lanzaron
la ya conocida acusación de denominar a Vargas Llosa como escritor de la
ultra-derecha (casi que hermanado con el procurador), de ensañarse con sus
libros (los cuales, como dejan en evidencia en sus diatribas, no leyeron los
comentaristas) y lo más gracioso de todo, fue un comentarista que basado en la
mala redacción de la nota de El Tiempo, se quejó (¡en serio¡) de que las personas
abuchearan al revolucionario asistente que en una gesta prometeica rompió un
libro y luego le dijo al escritor peruano “se comienza rompiendo los libros y
se termina matando gente” (sí, el tipo le creyó 100% a El Tiempo, sin pasar la
nota por el tamiz del sentido común).
Y pues bueno, ante esto uno no
sabe qué decir. Sólo que si alguien tiene la conversación completa la suba para
poder verla sin las interrupciones del streaming.
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