sábado, 16 de febrero de 2013

La infalibilidad del papa




Esta entrada es algo corta, pero tenía que dejar mi impronta sobre un tema bizarro (en el sentido anglosajón y galo) que me llamó la atención y es, que con toda la parafernalia alrededor del saliente papa Ratzinger, estuve leyendo todo tipo de publicaciones, de las cuales destaco una idea que no creí que siguiera vigente hoy en día: se preguntaba un columnista en un periódico ¿con la salida del papa, sigue aquella idea de la infalibilidad en éste?

Para empezar definamos que es infalibilidad. Según la RAE, este adjetivo indica que el sujeto “no puede errar” y por tanto, sus actuaciones se encuentran dentro de un marco “Seguro, cierto, indefectible”. Luego de observar esta pregunta (de connotaciones parecidas a la de cuál era el sexo de los ángeles), pensé ¿qué demonios hace creer a ciertas personas que un ser humano puede ser indefectible? Porque lo cierto es que la historia nos ha mostrado que hasta los hombres tienen inmersa dentro de su calidad humana ese elemento error, del que no se salvan ni el símbolo del cristianismo Jesús.

Frente a la anterior pregunta, el portavoz de la Iglesia Federico Lombardi dijo (cuando fue cuestionado por lo mismo) “La teología enseña que hay situaciones, que son excepcionales, en las que se puede hablar de la infalibilidad del Papa, pero la infalibilidad está conectada con el ministerio petrino, que es un servicio especial a la Iglesia, no a la persona que ha renunciado al papado”. Así que además del pontificado, créase o no, a Ratzinger también se le termina la infalibilidad”.

Esta respuesta en lugar de “darme tranquilidad”, me dio una imagen un tanto peor de la Iglesia como de sus teólogos, porque siguen creyendo que el tipo que llega al solio de San Pedro es un ciudadano lleno de virtudes y de grandes pensamientos, razón por la cual han tenido gobernantes tan magnánimos como Juan XXIII (busquen las relaciones con los nazis para que sepan las templanzas de sus actos) o Esteban IV (famoso por empezar el justísimo juicio a Formoso). 
  
En lugar de estar discutiendo cosas tan fútiles como aquellas, la Iglesia debería buscar la forma de recompensar a todas aquellas víctimas de sus actos, a todos los niños violados por sacerdotes que no vieron a éstos cumplir pena alguna por sus culpas, a todos los intelectuales que quemaron, a todos los libros que también pasaron por la pira, a todos aquellos que apedrearon, mataron con la espada, torturaron, escupieron, deshonraron y en fin…a todos aquellos a los cuales de manera directa o indirecta lastimaron. Y no he terminado, la Iglesia debería pedirle perdón a la sociedad por legitimar la prohibición al aborto, que ha llevado a que varias mujeres mueran bajo el cuchillo de algún carnicero que les ha tocado contratar por no ser legal esta práctica y también por legitimar la prohibición de la eutanasia, porque no le permiten a una persona con una calidad de vida ínfima poder morir en paz.

La Iglesia en lugar de seguir con moralismos estúpidos y seguir propugnando la unión de la moral y el derecho, debería dedicarse a cambiar sus ideas reaccionarias para poder entender que el concepto de vida, va apegado al de calidad de vida, que significa que el niño que viene en camino merece buena vida y que el aborto debe ser legal en todos los casos (que no siempre significan el pensamiento políticamente correcto de una niña violada, sino también el de situaciones más cotidianas como la de dos estudiantes que tuvieron relaciones sexuales y generaron un embrión por algún error o por irresponsables), puesto que he visto que de los embarazos no deseados, salen los padres frustrados, que le dan una existencia horrible a las pobres criaturas.

De igual forma, una persona que considere que su vida ya no puede seguir, también merece que le den fin a su vida para poder descansar de una existencia poco melindrosa llena de sufrimiento y dolor. Ah, por cierto, antes que se me olvide, ¿por qué será que aquellos que defienden la prohibición del aborto están a favor de la pena de muerte? No sé.
Pero qué se le hace. Si todavía siguen discutiendo sobre la infalibilidad de un humano, no creo que vayan a querer tomar una postura mucho más “humana” sobre la vida humana (disculpen la anáfora).

Imagen tomada de: http://oehd.files.wordpress.com/2013/02/papa-ratzinger-si-dimette-51.jpg

lunes, 4 de febrero de 2013

Unos pequeños fragmentos de una carta de Cortázar a Eduardo Jonquieres



En los últimos días, retomé mi lectura de las Cartas de Cortázar, que fueron recopiladas en cinco tomos, de los cuales sólo han llegado tres a Colombia. Del primer tomo que terminé de leer dos semanas antes de volver a Bogotá, tenía varias cartas que quería compartirles por la estética formal tan bonita que el cronopio mayor le dio a su correspondencia y a sus mensajes de fondo tan interesantes sobre la creación literaria (en especial de cuentos y traducciones) y la vida. Sin embargo, aquel libro lo dejé en mi ciudad de origen, por lo cual no podré compartirles las cartas que tanto quería mostrarles a través de este blog.

No obstante lo anterior, me permito compartirles un no tan largo, pero bello fragmento, de una extensa carta enviada por Cortázar a su amigo Eduardo Jonquieres, el día 27 de agosto de 1955, la cual inicia "Ayer cumplí cuarenta y un años. Je vienes d'avoir trente ans (si mis pequeños conocimientos de francés no me traicionan, esto quiere decir "vengo de tener treinta años") decía Jean de la estrella en un hermoso poema que has de recordar..."

No la copio toda porque es de verdad extensa (y el tiempo, como lo vengo repitiendo desde el año pasado, no ha sido mi amigo), pero aún así la parte que les comparto me parece hermosa y por eso se las comparto.

...No creas que ignoro el fondo de bondad hasta excesiva que hay en ti; lo que me espanta un poco es tu resuelta tendencia a disimularla, a mostrarte mucho menos espontáneo de lo que podrías ser. Creo que sólo al final —así tenía que ser— te medí de nuevo en toda tu admirable calidad humana. Aludo a la noche anterior a tu viaje a Córdoba, cuando cenaste con Aurora y conmigo, y charlamos largas horas. En ese instante eras lo que quizá deberías ser siempre con los demás; permíteme que ahora me aparte a un lado, y te deje frente a los otros. Si me he elegido como interlocutor en esos "ejemplos" era porque sólo así podía darte una idea de mis reacciones. Ahora pienso en ti frente al resto de la gente. ¿Qué razón fundamental tienes para estar divorciado de tu mujer o de tus amigos o de tus hijos o del Papa? ¿Qué razón puede haber sino ese encastillamiento obstinado, esa celosa resistencia a las ofensivas del mundo? Al mundo no hay que resistirle, lo que hay que hacer es elegir bien el mundo que uno prefiere y al cual hay que darse; y a ése, ah, a ése hay que darse a fondo, como cuando se nada o se duerme o se quiere. Y yo me temo (dime si me equivoco, porque todo esto puede ser falso) que tu vieja rebelión de niño contra tu amdre y tus hermanas está envenenándote el presente sin razón valedera.
Ya ves que no aludo, no quiero aludir a la razón central de tu infelicidad, que es en realidad el tema de buena parte de tu carta. No quiero porque aunque admita su existencia, y me duela tanto, si has de salir del pozo, en volver hacia atrás, rehacer tu vida en un largo examen, descubrir sin engaño posible los errores, y luego, instalado en tu presente, y sin renunciar a él, dar la batalla. Y esa batalla se dará en ti y fuera de ti, y puedes ganarla. Las soluciones extremas y románticas (la pobreza, el salto del charco, la renuncia a las obligaciones sociales) tienes que descartarlas de entrada. Si no puedes ser Van Gogh, ¿quién te impide ser como Picasso? Si no puedes ser Vallejo ¿por qué no vivir como Válery? No insistas en viajar a Marrakesh, como a los diecisiete años. La vida te ha probado que no eres para eso. ¡Y en cambio eres  para tantas otras cosas, igualmente ricas, igualmente hermosas! En lo que creas que debes abrirte paso, sé inflexible: nadie debe impedírtelo. Si entiendes que necesitas seis horas por día para pintar, es necesario, absolutamente necesario que las encuentres. No digas de entrada que es imposible; y tampoco exijas que sean doce o dieciocho horas. Confórmate con seis, pero ésas gánalas. Niégate a las pequeñas cosas parásitas que nos van robando las grandes. Búscate otro trabajo, sin apurarte y sin ponerte frenético porque no aparece en seguida. ¿Acaso lo has buscado de veras? Supón que realmente llegas a la conclusión de que sólo saliendo de la Embajada tendrás una base para alcanzar cierta paz; en ese mismo instante tienes que ponerte a buscar, y sé que encontrarás...
...Te voy a decir algo muy duro: creo que hasta ahora juegas a no tenerte lástima (Escribiendo por ejemplo un larguísimo diario donde no te tienes la más mínima lástima, salvo que el hecho de escribirlo muestra de sobra que te la tienes, y cuanta); y me aprece que es hora de que empieces a no tenerte lástima de veras, es decir que renuncies a ese narcisismo a contrapelo que consiste en escupir el agua donde se refleja tu cara. Acepta tu cara, el día que sea como tú la quieres. 

domingo, 3 de febrero de 2013

Mi visita al Hay Festival Cartagena 2013 (3)


4.Sábado 26 de enero de 2012

4.1. Cátedra Interamericana Carlos Fuentes. Arturo Fontaine, Sergio Ramírez y Luisa Valenzuela en conversación con Rodolfo Mendoza






El sábado fue el último día de Hay Festival para mí, por lo que me la pasé en la playa y en la piscina toda la mañana disfrutando de un sol que ya veo lejano. La fila para esta conversación fue pequeña y por ello, logré obtener un puesto en la parte de adelante cerca a los conversadores.

Cuando entraron a escena, fueron recibidos por tímidos aplausos provenientes de las palmas de las manos de la gente que quería de una u otra forma, saber más sobre ese gran coloso de las letras mexicanas (o mejor, de la literatura latinoamericana) llamado en vida Carlos Fuentes. Si bien esta no era la conversación más atractiva de la hora, quise ir, como un pequeño acto de respeto sobre ese viejo maestro que se fue.

La conversación inició con la presentación de unas fotos de Fuentes tomadas por Daniel Mordzinski, en el que se le veía al escritor desde varias perspectivas, mostrando su porte y elegancia, criticada después de su muerte por ciertos escritores sobrevalorados y envidiosos. Luego de las fotos, el moderador tomó la palabra diciendo que Carlos Fuentes tuvo diferentes intereses como la literatura y la política. Luisa Valenzuela le siguió, diciendo que cada novela del laureado escritor mexicano era un universo total. Comparó a Fuentes con un hombre del renacimiento, puesto que éste sabía de muchas disciplinas y comparó su obra con la de Balzac, donde se observan historias de todo tipo que nos ilustran sobre la sociedad de aquel tiempo.
Sergio Ramírez tomó la palabra y dijo que Fuentes buscaba un universo balzaciano en el que una novela se relaciona con la otra. Fuentes buscaba que las aguas de la historia se mezclaran con las de la novela y crearan una buena historia de ficción. Además consideró que el mexicano veía el poder a través de la historia de América Latina.

Arturo Fontaine siguió con el hilo narrativo de la conversación diciendo que su primer contacto con Carlos Fuentes fue en el colegio cuando lo pusieron a leer Aura. Según él, la historia en Fuentes no está en el pasado sino el pasado está en el presente. Además considera a Fuentes un gran cuentista.

El moderador tomó la palabra y dijo que Fuentes siempre fue generoso con los escritores nuevos y en tal sentido, siempre estuvo inquieto por todo lo que sucedía alrededor de la literatura. Además de lo anterior, considera que el escritor mexicano nunca tuvo miedo de decirles a los políticos la verdad en la cara, como ocurrió en el caso de Peña Nieto. Ahí intervino Luisa Valenzuela diciendo que Fuentes era un hombre muy democrático, que si bien nunca aspiró al poder, siempre opinó del mismo. Para Fuentes, la mejor manera de hacer política era escribir ficción y citó un par de anécdotas sobre el escritor.

Sergio Ramírez inició su intervención diciendo que el derecho no es ajeno a la literatura (lo decía como abogado que es), ya que al estudiar leyes, uno va aprendiendo que lo dictado en el código civil es preciso y las palabras cobran gran relevancia. Para ello, citó a Stendhal, quien alguna vez recomendó a los aprendices de escritores leer el código civil. Volviendo al tema de la política, recordó que Fuentes criticó a Bush, porque el mexicano criticaba todo los abusos y todas las cosas malas que veía. Fuentes era uno de los pocos escritores latinoamericanos oídos en Estados Unidos y la razón de que no hubiese entrado al poder es que de haberlo hecho, habría perdido su independencia crítica.

Arturo Fontaine siguió con la palabra diciendo que en Fuentes había una fe en la deliberación pública, ya que sospechaba que el poder era más impotente de lo que imaginábamos y en tal sentido, Fuentes pensaba con la imaginación.

Luego de aquella primera parte, los escritores intentaron hacer un retrato de Carlos Fuentes en base anécdotas que conocían de primera mano cómo amigos del escritor.

4.2. David Grossman en conversación con Jonathan Levi










Nota: Voy a sintetizar los hechos tanto en esta como en la última conversación, ya que no tomé notas y estoy con mis confusas remembranzas que se confunden con varios de los ensayos del escritor israelí. A esta conversación como dato adicional, también asistió Mario Vargas Llosa.

En su conversación, Grossman inició hablando de cómo se convirtió en un escritor luego de haber prestado el servicio militar, su relación con la literatura, como ésta le ayudó a superar la muerte de su hijo e hizo un paralelismo entre la situación colombiana y la israelí, diciendo que los dos eran unos pueblos sobrevivientes, que habían pasado por guerras y seguían vivos a pesar de sí mismos. Dijo también que el problema del pueblo israelí era que había aprendido a ser sobreviviente pero no a vivir y que no debería ocupar forzadamente territorios palestinos, sino debería llegar a un acuerdo con ellos para poder compartir un territorio y dar fin a una guerra eterna de dos pueblos que tienen más cosas parecidas que diferentes.

Además de ello criticó el idioma que utilizan algunos medios para referirse a conflictos y situaciones que ocurren dentro del mismo, ya que el idioma ha servido como arma para ablandar situaciones graves y engravecer situaciones no tan graves. Para Grossman el eufemismo no es bueno y las palabras cuando se hable de conflicto y de acciones bélicas deben ser exactas, ya que de lo contrario se estaría actuando mal en favor de algún bando. Por eso, conforme a uno de los ensayos que escribió en escribir en la oscuridad, invitó (con tono de exhortación) a los medios que utilizaran las palabras precisas para denotar la realidad en lugar de crear mundos no existentes.

(A continuación sigue un fragmento poco importante, que no quise releer o corregir después de leerlo. Si quiere conocer simplemente peripecias del Hay Festival siga de largo estos párrafos siguientes hasta que indique que finalizó la parte banal y fácilmente evitable).
Como plus adicional y a modo de exorcismo propio, les cuento que luego de la conversación hice un oso al bajar a la firma de libros, ya que cuando llegó la hora de que me firmaran el mio, le dije “Hello Mr Grossmann”, él me respondió el saludo de manera amable y queriendo hacer lo que había hecho con otro escritor antes, le quise decir a modo de pregunta “¿por ahí leí que usted es el mejor escritor israelí de la actualidad, es eso cierto?”, pero por los nervios y mi mala pronunciación dije algo así como “i…read…sorry,read (la pronunciación cambia en pasado) that youa…best writer…Israel…”, inmediatamente él me dijo “sorry, i don’t understand you” y le creo, porque ni yo mismo lo entendí. Intenté repetirle lo mismo pero dije fue como “usted es el mejor escritor de Israel”. Él me miró con ganas de reírse pero se guardó la burla para sí y me dijo de manera amable, “ok, that’s ok”. Unas señoras que estaban al lado mio se rieron y dijeron “a ese niño no le entiende nadie” y varias de las personas al lado mío se burlaron con toda razón. Por ello fue que al finalizar de firmar los libros le dije “thank you” y salí corriendo, queriendo esconderme entre la multitud.Ello me llevó a recordarme que tengo pésima dicción (en cualquier idioma que se hable y no sé si sea por enfermedad o por el hecho que me relaciono con muy poquita gente y casi que las únicas ocasiones que tengo para hablar con alguien es cuando me llama mi mamá o cuando almuerzo por ahí y pregunto ¿cuánto es?
Sí, tengo una vida insulsa, sin sabor, aburrida, casi parecida a la que tiene una persona en un ataúd, pero creo que no importa, igual algo se intenta hacer, así sea escribir en un blog en el que pocas personas llegan por casualidades azarosas. En todo caso traigo esto a colación, porque creo que en todo, se me pegó ese bicho del Hay de ser sociable, de cruzar dos o tres palabras con personas desconocidas, llevando como consecuencia el ridículo al que se ve enfrentado el ser humano todos los días de la vida. Creo que con la acción que antes les acabo de comentar, me quedo sin autoridad moral de acusar al gobernador de Bolivar y el alcalde de Cartagena por sus acciones en el conversatorio de Vargas Llosa. No soy mejor que ellos, antes creo que peor, porque ellos hacían un ridículo por quedar bien, pero yo…ni por quedar bien, sólo por ser un idiota solitario que cuando intenta ser sociable se ve todavía más idiota. En fin, son cosas personales que llegan al blog por esos azares por los que usted, querido lector (si existe) llegó acá. Siento si le hice perder el tiempo con estos tres párrafos, por lo que sigamos con el siguiente conversatorio.
(Fin del fragmento poco importante)

4.3. Mario Vargas Llosa y Julian Barnes en conversación con Marianne Ponsford
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Luego de salir del desafortunado acontecimiento personal con David Grossman, me encontré de frente con una extraña masa de personas que se hacía llamar fila. Eso llevó a que se colaran muchas personas que no estaban haciendo la fila como uno y bueno…ya se imaginarán el mal trago que tuve que sufrir para entrar e ir al tercer piso para observar una conversación magistral.

Luego de esperar un rato dentro del auditorio, los escritores salieron a escena junto a Marianne Ponsford, la directora de Arcadia. Como los dos ya eran conocidos por todos, las presentaciones pasaron rápidamente para llegar al tema central del conversatorio: Flaubert. Julian Barnes inició comentando sus apreciaciones sobre el escritor francés, a quien consideró como uno de los primeros escritores que se tomó en serio su trabajo y que hizo que la novela, que era considerado un subgénero menor, se transformara en algo más grande grande. También consideró que Flaubert sirvió como paradigma para que los personajes, dejaran de ser muy buenos o muy malos, para convertirse en individuos con varios matices.
Vargas Llosa siguió exponiendo cuando fue que conoció a Flaubert y a Madame Bovary (a su llegada a Francia). Expuso algunas de las tesis de Sartre sobre Flaubert —que pueden ser encontradas en ese mamotreto llamado el idiota de la familia— en las cuales intentó mostrar por qué el autor decimonónico no era un buen escritor, pero al hacerlo, dejó en evidencia que el autor de la Educación Sentimental era un genio.

Tanto Vargas Llosa, como Barnes, hablaron de la influencia de Flaubert en autores contemporáneos (no por nada, era uno de los autores preferidos de Kafka, Joyce y Proust, los representantes de la literatura moderna), la novela a partir de Flaubert y todos los cambios que se dieron con su aparición.
En una de las mejores intervenciones de la hora (de la cual tomaron un video que dejo a disposición de ustedes) Mario Vargas Llosa hizo una eximia defensa en favor de Emma Bovary, diciendo que era un personaje como el Quijote, porque vivía metida en sus ficciones, sus vidas no vividas, que la llevaron a cometer una serie de errores al querer llevarlas a una realidad, en la que sólo existen mediocres y gente que 
no está a la altura de los personajes de su novela.



En el conversatorio se tocaron otros temas, como la tentativa imposible (es decir, aquellos novelistas que buscaron alcanzar la perfección), la correspondencia de Flaubert, la literatura francesa clásica, entre muchos otros que me llevaron a estar una hora completa siguiendo hierático y atento cada una de las palabras que pronunciaron los dos grandes escritores.

Finalmente, se acabó la conversación varios minutos después de lo presupuestado (cosa que agradezco como espectador) y entre muchos aplaudimos a Mario Vargas Llosa y a Julian Barnes por su eximia conversación. La mejor del festival y sin duda alguna, un cierre grandioso que me hizo olvidar el mal trago que había tenido minutos antes.

5. Epílogo

Voy a cerrar la anterior serie de tres capítulos, primero que todo, con una disculpa para los lectores, puesto que no fui tan detallista en esta última parte como con las primeras dos. Lo anterior, debido a que no tomé muchas notas como las primeras veces y supongo que el hecho de que hayan pasado muchos más días de mi llegada de Cartagena, hace que ya no tenga el sentimiento festivalino en mis dedos que a esta hora anotan estas palabras.

En todo caso, ¿qué puedo decir de Hay Festival después de dos años acudiendo al mismo?
Bueno, lo primero es que es un festival con varias caras: por un lado se dice que es un festival de la cultura, pero por otro, nos encontramos con que gran parte del aura del Hay Festival recae sobre las notas sociales, los cocteles, el debate en el Hotel Santa Clara, las preguntas estúpidas del canal caracol y los elitismos representados en las puertas con carteles de reservado que abarcaban prácticamente un piso o varias sillas del lugar (ver fotos que pongo debajo del párrafo). Al respecto debo decir que si bien el Hay no es un evento elitista en el sentido más puro de la palabra (porque cualquiera puede ir), lo cierto es que el hecho de que los mejores puestos queden reservados para patrocinadores y artistas hace que nosotros los ciudadanos de a pie estemos un peldaño por debajo…pero qué se le hace, de alguna forma la organización tiene que responderle a los que donan más plata que uno.






Los medio de comunicación que “informan” sobre el Hay, dedican la mayoría de sus notas para contar que Policarpo Procesalista se tomó una foto con Pepito Pérez, que en el concierto de Susana Baca bailaron en la Heroica el famoso XXX y otra vieja o sino, se dedican a mostrar las fotos de los escritores abrazándose y paseando por la Ciudad Histórica de Cartagena. Esto ha hecho que al Hay Festival se le llame el “Play Festival”.

Por ello, pienso que si los medios en verdad quisieran darle eco a la parte cultural de las conversaciones (que es en sí, el supuesto eje central del Hay Festival), hablarían y hasta analizarían lo dicho por los autores en sus conversaciones, en lugar de sacar las fotos, las curiosidades y las frases más simplonas y banales que rozan con la perogrullada tipo, vivamos sin violencia, la violencia es mala porque David Grossman lo dijo, etc.
Por otro lado, dentro del Hay Festival vi mucha gente que iba por la farándula, lo cual se notaba cuando compraban libros porque el autor “había hablado bonito” o porque “si es nobel, es bueno” (así me lo dijo una señora cuando le dije que los libros de Hertha Müller no eran para cualquiera y que podían aburrir fácilmente a los lectores ocasionales). Esa es la otra que vale la pena resaltar del evento: los libros. Estos son muy caros y la librería nacional (que es la única empresa que tiene stands en cada uno de los sitios donde hay conversatorios) trae las ediciones más caras. Sin ir tan lejos, la novela gráfica de Gabo que tanto promocionaron, valía 80 mil pesos. Además, el marketing se ve desde las conversaciones, en que los moderadores invitan en las charlas una y otra vez a que “apenas salgan tienen que ir a comprar este libro”.

Sobre los precios, sí es verdad que es caro ir al Hay Festival (me gasté mis ahorros de tres meses trabajando como abogado, que fue bastantico para alguien recién salido) ya que por ejemplo, cada noche de hotel está entre 150 mil y 300 mil (en hoteles relativamente baratos, en hostales vale 90 mil la noche). Las boletas están cada una a 20 mil pesos y más o menos, uno va entre 4 o 5 conversaciones por día, lo que se convertiría en 80 mil o 100 mil pesos día, que no todo el mundo tiene. Esto siempre y cuando no incluya el pasaje en avión o bus (para los que viven fuera de Cartagena), la comida (que como dije es cara), el agua para hidratarse y en fin, todas aquellas pequeñas cosas que el cuerpo pide en la ciudad. Por eso siempre veo con recelo las declaraciones de algunos escritores snob, que dicen que la gente no va al Hay Festival porque es de baja cultura y prefieren gastar su dinero en trago, ya que creo que son escritores autistas que viven en una aristocracia a la que pertenece el 1% de la población o simplemente, se las quieren tirar de cultos o de alguna vaina más.

Sin embargo, luego del pequeño memorial de agravios, debo decirles que no creo que todo sea tan malo. El Hay Festival genera la pequeña posibilidad para permitir que escritores famosos vengan al país y que varios organizadores de ferias del libro pequeñas, puedan acordar con los autores, visitas a otros eventos más pequeños en el país. Además, gracias al Hay Festival, ciudadanos a pie como yo, no que no saben qué es un coctel, pueden ver a autores y artistas que en condiciones normales sólo conocemos por youtube o la foto puesta en su libro. Debo agradecer que las mejores conversaciones tuvieran el mismo precio que las de más bajo rango, o si no, no podría ir ahorcado al Festival.

También los he de felicitar por su propuesta de que los estudiantes entran gratis (o más barato, no recuerdo como era la vaina) y sus eventos alrededor de autores medianos y pequeños, lo cual permite a otras personas que no tienen con qué entrar a una conversación, poder entrar.

Como plus, debo comentar que el Hay se creció este año, como consecuencia de que vino muchísima más gente que el año pasado (fue mi impresión). Por tanto, viendo que el evento va en auge, se deberían tomar mejores medidas de logística, para evitar el descalabro que hubo luego de la conversación de Herta Müller o las distintas quejas que hubo por parte de ciudadanos que tuvieron que quedarse por fuera o sentados en las escaleras por los extraños acontecimientos. Por otro lado, me da risa que las boletas dicen “prohibida la reventa” y las mismas vendedoras de taquilla lo mandan a uno con los revendedores cuando se “agotan” las boletas. Deberían pararle bolas a eso, porque vi que muchos eventos con “boletas agotadas” tenían muchas sillas vacías produciéndome la duda de qué había pasado.

Me despido finalmente del lector que haya caído en esta entrada, agradeciéndoles por haberme regalado minutos de su valioso tiempo para leer este texto y bueno, no sé si vuelva el otro año a Hay Festival, pero aquí les dejo mi pequeña historia en el evento de este año.